viernes, 28 de octubre de 2011

MUNDO ALAS

 Un viaje iniciático de un grupo de jóvenes artistas nóveles que muestran su arte junto a la voz, el talento y la experiencia de León Gieco a lo largo de una gira por diferentes provincias argentinas.
Músicos, cantantes, bailarines y pintores, todos ellos grandes artistas con distintas discapacidades que expresan y comunican su mirada del mundo: Aquello que les preocupa, que los anima, que los inspira, en un show que combina música, danza y pintura. Un show donde se destacan el rock, el folclore y el tango junto a grandes éxitos de León Gieco.
A lo largo de la gira y de la película se van conociendo las historias de vida de cada protagonista y su evolución artística. Los shows, ensayos, la ruta y los hoteles son los escenarios de anécdotas y música que generaran nuevos sueños: lograr editar el disco de “Mundo Alas” y consagrar la gira con un gran show en el Luna Park. Al tiempo que surgen historias de amor, de relaciones humanas que demuestran que la integración es posible.
Un film único que espera incluir a todos, una maravillosa experiencia musical sobre la superación y el amor, que empieza por nombrar y reconocer a las personas por sus capacidades.

SEIS SOMBREROS DE BONO




Pensamiento con el Sombrero Blanco

 Tiene que ver con hechos, cifras, necesidades y ausencias de información.  "Pienso que necesito un poco de pensamiento de sombrero blanco en este punto..." significa: Dejemos los argumentos y propuestas y miremos los datos y las cifras.

Pensamiento con el Sombrero Rojo

Tiene que ver con intuición, sentimientos y emociones.  El sombrero rojo le permite al participante exponer una intuición sin tener que justificarla.  "Poniéndome mi sombrero rojo, pienso que es una propuesta terrible".  Usualmente, los sentimientos e intuiciones solamente pueden ser introducidas en una consideración si son sustentadas por la lógica.  Por lo general el sentimiento es genuino pero la lógica no es auténtica.  El sombrero rojo autoriza plenamente al participante para que exponga sus sentimientos sobre el asunto sin tener que justificarlo o explicarlo.

Pensamiento con el Sombrero Negro

Este es el sombrero del juicio y la cautela.  Es el sombrero más valioso.  En ningún sentido es un sombrero negativo o inferior a los demás.  El sombrero negro se utiliza para señalar por qué una sugerencia no encaja en los hechos, la experiencia disponible, el sistema utilizado, o la política que se está siguiendo.  El sombrero negro debe ser siempre lógico.

Pensamiento con el Sombrero Amarillo

Tiene que ver con la lógica positiva.  Por pué algo va a funcionar y por qué ofrecerá beneficios.  Debe ser utilizado para mirar adelante hacia los resultados de una acción propuesta, pero también puede utilizarse para encontrar algo de valor en lo que ya ha ocurrido. 

Pensamiento con el Sombrero Verde

Este es el sombrero de la creatividad, alternativas, propuestas, lo que es interesante, estímulos y cambios.

Pensamiento con el Sombrero Azul

Este es le sombrero de la vista global y del control del proceso.  No se enfoca en el asunto propiamente dicho sino en el 'pensamiento' acerca del asunto.  "Poniéndome el sombrero azul, siento que deberíamos trabajar más en el pensamiento con el sombrero verde en este punto".  En términos técnicos, el sombrero azul tiene que ver con el meta-conocimiento.

jueves, 27 de octubre de 2011

PARADIGMA SOBRE LA PROTECCIÓN INTEGRAL


TRÁNSITO HACIA LA DOCTRINA DE LA PROTECCIÓN INTEGRAL

Nueva concepción de la infancia que la Convención sobre los Derechos del Niño introduce a partir del nuevo paradigma de protección integral.  Presenta diferencias con la concepción tradicional de la situación irregular, algunas de las cuales pueden apreciarse en el siguiente cuadro elaborado por UNICEF.


Doctrina de Situación irregular

Doctrina de Protección integral

Sólo contempla a los niños, niñas y adolescentes
más vulnerables, a quienes denomina “menores”, intentando dar solución a las situaciones críticas que atraviesan, mediante una respuesta estrictamente judicial.

La infancia es una sola y su protección se expresa en la exigencia de formulación de políticas básicas universales para todos los niños.


El niño o “menor” al que van dirigidas estas leyes no es titular de derechos, sino objeto de abordaje por parte de la justicia.

El niño, más allá de su realidad económica y social, es sujeto de derechos y el respeto de
éstos debe estar garantizado por el Estado.

El juez interviene cuando considera que hay “peligro material o moral”, concepto que no se define, y permite “disponer del niño, tomando la medida que crea conveniente y de duración indeterminada”.

El juez sólo interviene cuando se trata de problemas jurídicos o conflictos con la ley penal; no puede tomar cualquier medida y si lo hace debe tener duración determinada.

El Estado interviene frente a los problemas económico-sociales que atraviesa el niño a través del “ Pa t r o n a t o” ejercido por el sistema judicial, como un “patrón que dispone de su vida”.

El Estado no es “patrón” sino promotor del bienestar de los niños. Interviene a través de
políticas sociales plantificadas con participación de los niños y la comunidad.



El sistema judicial trata los problemas asistenciales o jurídicos, sean civiles o penales, a través de la figura del Juez de menores.

El sistema judicial trata los problemas jurídicos con jueces diferentes para lo civil (adopción, guarda, etc.) y lo penal. Los temas asistencia es son tratados por órganos descentralizados en el nivel local, compuestos m u l t i s e c t o r i a l m e n t e .

Considera abandono no sólo la falta de padres, sino también aquellas situaciones generadas por la pobreza del grupo fa m i l i a r, lo que le permite separar al niño de sus fa m i l i a r e s .

La situación económico-social nunca puede dar lugar a la separación del niño de su familia. Sin embargo, constituye un alerta que induce a apoyar a la familia en programas de salud, vivienda y educación.

El juez puede resolver el destino del niño en dificultades sin oír su opinión y sin tener en cuenta la voluntad de sus padres.

El niño en facultades no es competencia de la justicia. Los organismos encargados de la
protección especial están obligados a oír al niño y a sus padres para incluir al grupo familiar en programas de apoyo.

Se puede privar al niño de la libertad por tiempo indeterminado o restringir sus derechos, sólo por la situación socio económica en la que se encuentra, aduciendo “peligro material o m o r a l ”.

Se puede privar de la libertad o restringir los derechos del niño, sólo si ha cometido infracción grave y reiterada a la ley penal.


El niño que cometió un delito no es oído y no tiene derecho a la defensa e incluso cuando sea declarado inocente puede ser privado de su libertad.
El juez tiene la obligación de oír al niño autor de delito, quien a su vez tiene derecho a tener un defensor y un debido proceso con todas las garantías y no puede ser privado de la libertad si no es culpable.

El niño que ha sido autor de un delito y el que ha sido víctima de un delito reciben el mismo
tratamiento.
El niño que ha sido víctima de un delito no puede ser objeto de tratamiento judicial.
La justicia no puede victimizar ulteriormente a la víctima, sino actuar sobre el victimario

jueves, 20 de octubre de 2011

LA REVOLUCION DEL 68


MAYO DEL 68: LA REVOLUCIÓN PERDIDA
Seguimos fomentando la memoria histórica. Ahora le toca el turno al famoso Mayo del 68 y los movimientos estudiantiles de la época.
Las jornadas del mayo parisino de 1968 marcaron el punto máximo de las actividades revolucionarias llevadas a cabo por los estudiantes de las facultades de Nanterre y La Sorbona. Estos hechos, que en un principio parecían llovidos del cielo, vinieron a poner en tela de juicio una ideología y unas fonnas de entender la revolución que, hasta ese momento, habían sido consideradas como la encarnación de la "ortodoxia".
En el apacible "status" de la sociedad industrial avanzada constituyeron el primer anuncio de profundas crisis. Desde Paris, Berlín, México o Tokyo, la situación de caos se hizo tan evidente, que en algunos casos como París, se transformó en un estallido revolucionario en toda regla.
Es cierto que en anteriores procesos revolucionarios la participación de los estudiantes había sido considerable, pero en mayo del 68 adquirió papel de protagonista principal.
Teniendo en cuenta que la mayor parte de los disturbios se produjeron en países de avanzado nivel industrial, es fácil suponer que a los estudiantes no les impulsaban las exigencias de una situación de proletariado -no al menos en el sentido clásico de la palabra-, por la sencilla razón de que formaban parte de grupos sociales con amplio nivel económico. Por consiguiente, y en principio, la revolución estudiantil se presentaba como una contradicción. Sin embargo, la idea anterior sólo respondía a una observación superficial.
ANTECEDENTES
Los disturbios empezaron en la universidad californiana de Berkeley, en 1964. ¿Qué había pasado? Sencillamente, que un sector de la sociedad, en esos momentos el más sensibilizado, tomaba conciencia de la situación y se revelaba contra ella. Los estudiantes norteamericanos no podían protestar contra su «nivel de vida» -se encontraban en el país más opulento de la Tierra-; por lo tanto, la lucha en Berkeley se inicia para reivindicar el derecho de los estudiantes a exponer sus ideas en las aulas.
Las autoridades académicas se oponen al intento de crítica a la actuación del Gobierno en diversos puntos y, de forma especial, en Vietnam. Al poco tiempo, las posturas de los revoltosos se rádicalizan, con la inclusión de las cuestiones sociales y los problemas étnicos. Se crea el "Free Speech Movement News Letters", que sirve de portavoz a las inquietudes de los estudiantes.
Berkeley es, a nuestro juicio, el mejor exponente de la crisis que los Estados Unidos están padeciendo. Una crisis que deja ya su marco meramente económico para profundizar en lo más hondo de la conciencia humana. Es el primer anuncio de la rebelión del hombre contra la sociedad industrial:
El estudiante americano, comprendía, mejor que ningún otro miembro de la sociedad de su país, el estado mental al que el sistema de la opulencia estaba conduciendo al hombre occidental: una sociedad y unos individuos lanzados al reto del consumo que los medios de producción crean, sin más. Este despilfarro, ante la miseria y el hambre que la mayor parte del mundo padece, no podía por menos que ser rechazado con toda energía.
Los problemas de la guerra en Vietnam, la situación de gran parte de la población de color y de otras minorías étnicas, eran otros factores que ayudaban a tomar conciencia de la crisis.
Es en estos momentos cuando se define la posición del individuo en la sociedad industrial avanzada, sometido a un proceso de deterioro continuo de la personalidad: obedeciendo a los dictados de los medios de producción, de forma casi automática. La creación de necesidades superfluas, que poco a poco lo masifican, es otro factor fundamental en este proceso degradante. Llegados a este punto los conceptos de «nivel de vida» y «calidad de vida» se hacen contrapuestos. Mediante el «nivel de vida», la sociedad industrial ha desarrollado una serie de necesidades y apetencias de tipo represivo que atentan contra la personalidad del individuo y su salud mental. Es cierto que las necesidades vitales han sido cubiertas plenamente; pero junto a las necesidades ineludibles, la nueva sociedad ha creado una serie de apetencias que tienen un efecto claramente negativo sobre el hombre y ejercen un mal disimulado control de su comportamiento. En esta nueva situación, el nivel de vida se eleva en detrimento de la «calidad». En los Estados Unidos, el desarraigo, la violencia de todo tipo y el crimen (en aumento diario), la pérdida de los valores religiosos y las drogas, testifican el deterioro constante de esa «calidad de vida».
Fue contra esta sociedad -que para mantener sus niveles de producción y de consumo, no le importa provocar guerras y someter a otras sociedades a un estado de colonialismo económico- contra la que se sublevaron los estudiantes de Berkeley. Pero a pesar de sus propósitos e intenciones, sucumbieron. Pertenecientes, en su mayoría, a una clase social con amplio poder adquisitivo, salieron de las aulas y se encontraron indefensos ante las posturas adoptadas contra ellos. Sin embargo, sus aportaciones no fueron estéríles: el virus del descontento y del análisis estaba sembrado. Pero hemos de hacer notar que las manifestaciones de estudiantes no volvieron a producirse o tuvieron escasa importancia.
A pesar de todos los inconvenientes, la sociedad amerícana adoptó una postura de abierta crítica a la guerra de Vietnam, gracias al impulso recibido de los sectores universitarios radicalizados. Pero las consecuencias no rebasaron este límite. La revuelta estudiantil fue un acontecimiento que sorprendió a propios y extraños y en modo alguno podía prosperar en una sociedad donde las organizaciones revolucionarias carecían de una entidad mínima y los conflictos sociales, hasta ahora, se debaten en el plano del color de la piel (1).
 I. BERLIN
Los disturbios promovidos por los estudiantes empezaron a tener un carácter decididamente revolucionario cuando se trasladaron a Berlin.
La S. D. S. --organización de los estudiantes socialistas alemanes-- era la rama juvenil de la Social Democracia Alemana (S. P. D.), pero desde hacía varios años mostraba su disconformidad a la línea política del Partido. El deseo de integrarse en el Gobierno, al mismo tiempo que el intento de presentar una cara mucho más "electoral" que en el pasado, fueron considerados por los jóvenes de la S. D. S. como una traición, no parando en sus críticas. El extremismo de unos y la moderación de otros hicieron imposible la dependencia: en 1961 la rama juvenil era excluida del Partido Socialista.
La ideología de la organización estudiantil, en principio marxista ortodoxa, se va transformando con el paso del tiempo y la llegada de nuevos dirigentes que aportan concepciones revolucionarias distintas.

COMIENZA LA LUCHA
Las luchas estudiantiles empiezan a tomar importancia a partir de 1966. Se desarrollan en la mayor parte de los centros universitarios de Alemania Federal, pero es la Universidad Libre de Berlín la que destaca rápidamente, por la virulencia de sus manifestaciones y por el alto nivel ideológico alcanzado en sus debates, con la intervención de Marcuse, Taubes, Lowenthal, etc. (2).
El no reconocimiento de Alemania Oriental y la guerra de Vietnam habrían de servir para que una numerosa vanguardia de estudiantes penetrase en la problemática de la sociedad en que se encontraban y naciese una dura crítica contra el orden establecido. La agitación cobra gran importancia. cuando se producen las visitas de Tshombé y Humphrey. obligando a intervenir a la Policía y poniendo a prueba su capacidad de presión, en una sociedad que se vanagloriaba de su sistema democrático y su respeto a la libertad individual.
La protesta logra alcanzar caracteres dramáticos, en junio de 1967, con la visita del Sha de Persia: varios miles de estudiantes se lanzan a la calle para mostrar su repulsa hacia el «sucesor» de Ciro el Grande. Las fuerzas de policía intervienen de forma violenta. El balance arroja un saldo de cincuenta heridos. Asimismo, el estudiante Benn Ohnesorg es muerto por disparos de la policía.
En febrero de 1968 unos 15.000 estudiantes se manifiestan contra la guerra en Vietnam. Desde ese momento ya han sido " tomados en serio " , como pretendía el líder de la S. D. S., Rudi Dutschke. Pero la reacción a estos actos no tarda en producirse: los periódicos del grupo Springer se encargan de animar el ambiente para una contramanifestación.
En abril se produce el atentado que está a punto de costarle la vida a Rudi Dutschke: el pintor José Bachmann dispara contra el dirigente de los estudiantes socialistas, hiriéndole en la cabeza.
La respuesta al atentado de la extrema derecha es inmediata: a lo largo de todo el país se desencadena una ola de manifestaciones que, desde Berlín, llegan a Frankfurt y Hamburgo, entre otras ciudades.
IDEOLOGIA
La ruptura con la Social Democracia -incubada a partir de 1959, al inclinarse la S. P. D. hacia posturas más moderadas- coloca al «Studentenbund» en oposición a la izquierda tradicional. En estos momentos se produce una repesca de la ideología espartaquista con Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht, en primer término. También se incorporarán concepciones revolucionarias de Guevara, Mao, Bakunin y Trotsky. De esta amalgama ha de salir un pensamiento revolucionario diferente a la «ortodoxia» de los partidos de izquierda tradicionales.
La contraposición de conceptos es evidente: Dutschke y sus amigos proponen la creación de un hombre nuevo, que rompa con los fetiches del consumismo y emerja del estado de narcotización con que la sociedad industrial le envuelve, para poder llevar a cabo la Revolución. Por el contrario, la ideología marxista «ortodoxa» propone la toma del poder y después la transformación.
Frente a las concepciones de los partidos comunistas y socialistas, no se podía ser más radical: esta vez la acción revolucionaria no debe limitarse a derrocar un sistema para colocar otro en su lugar. Ahora se propone un cambio profundo. empezando por el propio individuo.
Es en estos instantes cuando las condiciones "subjetivas" para llevar a cabo la Revolución, toman gran importancia. Es en este punto donde las ideas de Dutschke se aproximan a las de Che Guevara cuando éste señalaba que «no es necesario esperar a que todas las condiciones objetivas para llevar a cabo la Revolución, se den: el desarrollo de la lucha puede crearlas».
Sin embargo, en el interior de la S. D. S. no existe una perfecta unidad ideológica: la corriente principal, encabezada por Dutschke, es antiautoritaria; la minoría se inclina hacia concepciones más «clásicas». El pensamiento político de los antiautoritarios se aproxima al anarquismo de Bakunin: se desea la desaparición del Estado -en su versión actual-, oposición al centralismo, al burocratismo y al aparato del Partido.
El papel que los estudiantes deben desempeñar en la actual sociedad industrial -Alemania Federal es uno de los mejores ejemplos- es fundamental: servir de revulsivo para que la clase obrera despierte de la alienación consumista. Era esta una gran misión, desprovista de todo sentido de "élíte", y a ella se entregaron los jóvenes de la S. D. S., a partir de 1967.
Los objetivos de principio son modestos: tratar de "llamar la atención" y obtener una penetración razonable entre los obreros. Por consiguiente, la idea de la toma del poder estaba descartada, por ser contraria a la idea del "hombre nuevo".
Pero ahora hay que tener muy presente algo importante: los nuevos revolucionarios ya no se formarán en la lucha de clases, por ser un estadio superado en la sociedad industrial avanzada. En definitiva, el proceso revolucionario, que esta vez se desarrollará a nivel personal, vendrá definido por el grado cultural que cada individuo haya logrado. Por su misma esencia, este proceso es contrario a la lucha de clases.
Muestra su originalídad en haber dejado valientemente las posturas clásicas, para lanzarse a la búsqueda de nuevos caminos por los que el hombre pueda transitar, en la marcha hacia su liberación.
EL FRACASO Y SUS MOTIVOS
A pesar de haber identificado sus objetivos y clarificado su ideología, los estudiantes alemanes no obtuvieron resultados prácticos.
La coherencia ideológica se disolvía al ser enfrentada con la realidad de la sociedad alemana, demostrando que los revolucionarios se encontraban totalmente aislados y predicaban en un desierto
Pero el fracaso no puede cargarse en la cuenta de las fuerzas contrarrevolucionarias. La reacción de la burguesía fue importante, pero también lo fue la indiferencia de la clase social con la que se pretendía conectar.
Las condiciones creadas por el neocapitalismo son muy difíciles de romper: el productor está fuertemente atado al proceso consumista. Los fetiches de la sociedad de consumo se revelan altamente eficaces para mantener al individuo en un estado de narcotización mental que le impide ver hacia dónde es conducido y de qué forma es explotado.
Las dificultades empezaron cuando la clase social a la que dirigían los esfuerzos no comprendió lo que se le intentaba decir desde una izquierda ideológica mucho más radicalizada de lo que su pasado y condiciones económicas hacían suponer. No todos habían olvidado que durante el Imperio y la República de Weimar la mayoría de los estudiantes centraban sus preocupaciones en temas tan poco revolucionarios como las borracheras o los duelos.
Por otra parte, la Social Democracia, y los sindicatos que controla, es la organización que puede -de hecho lo hace- expresar los intereses de unos trabajadores con alto standard de vida y para los que la lucha de clases es algo que pertenece a la noche de los tiempos
Pero el deterioro de la izquierda alemana no se había producido en un momento. El reformismo fue introducido por Bernstein y seguido, posteriormente, por la mayoría de la S. P. D. La «traición» a la Internacional se llevó acabo al apoyar los socialistas alemanes los créditos de la Primera Guerra Mundial. El grupo marxista más importante del mundo, en esos momentos, se olvida de la solidaridad hacia otros partidos hermanos y se lanza por la senda del nacionalismo. Sólo Karl Liebknecht rompió la disciplina de partido, al votar en contra.
El progreso de la guerra dividió a la S. P. D. en dos tendencias: belicistas y antibelicistas. De esta última rama salió el Partido Social Demócrata Independiente (USPED), en cuyo seno se generó el Spartakusbund, francamente revolucionario y dispuesto a la lucha. Este grupo será el que dé origen, en 1918, al Partido Comunista Alemán (KPD).
El 4 de noviembre de 1918 se produce la sublevación de los marinos de Kiel, que son secundados por la mayoría de las agrupaciones de la Armada. Cinco días después se proclama la República. Todo parece indicar, en esos momentos, que la tan anunciada Revolución será posible. Sin embargo,la S.. P. D., partido político mayoritario, es la encargada de retrasar, primero, y abortar, después, el proceso revolucionario. Tanto es así que el Consejo de Comisarios del Pueblo, elegido por los soviets de obreros y soldados (10 de noviembre), es controlado por la S. P. D. y fija, en su Congreso de 16 de diciembre la elección de una Asamblea Constituyente para el 9 de enero de 1919. Era el frenazo definitivo al proceso revolucionario.
La Social Democracia, con Ebert al frente, se marca como meta principal, juntamente con el Ejército, el aislamiento de los espartaquistas, que representan la tendencia más revolucionaria de la izquierda. La represión se pone en marcha y entre el 5 y el 12 de enero (la Semana Sangrienta), el «Spartakusbund» es aniquilado. Para rematar la acción, el 15 de enero, Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht son asesinados, con la complicidad de la Social Democracia. Las posibilidades revolucionarias de Alemania se agotan con estas muertes.
Durante la vida de la República de Weimar, la Social Democracia se fue hundiendo cada vez más en las profundidades de la corriente reformista. Al mismo tiempo, el K. P. D. perdía importancia y contenido revolucionario. El fracaso del levantamiento de marzo de 1921 y el Tratado de Rapallo fueron los golpes definitivos contra los comunistas alemanes (3).
A pesar de su ideología reformista, la S. P. D. ha gozado siempre del favor de la mayoría de la clase obrera alemana. Su tradición, su disciplina y su voluntad de mejorar el nivel de la clase obrera, le han permitido mantenerse siempre en primera línea. Por otra parte, su rechazo a la vía armada le ha proporcionado el respeto de la mayor parte de la burguesía, que considera a la Social Democracia como un interlocutor válido y «razonable».
Agrupados bajo el mando de un partido decididamente reformista, las salidas de los obreros alemanes son muy pocas, hasta ahora. Ante este panorama, poco favorable a la Revolución, es claro que el movimiento estudiantil tenía escasas posibilidades de lograr sus metas, máxime si tenemos en cuenta que la ideología propuesta se desconectaba profundamente de la realidad social en que se quería desarrollar; aparte el rechazo instintivo de cualquier sociedad estable al "desorden" que todo experimento revolucionario puede suponer .
II. NANTERRE
La lucha de los estudiantes adquiere caracteres mucho más radicales en Francia. En medio de la beatífica paz gaullista, las jornadas de 1968 aparecen como un estallido inesperado, como un suceso impensable. Sin embargo, las huelgas de estudiantes no eran nada nuevo. Ya se venían produciendo desde hacía dos años. No obstante, nadie pudo sospechar que alcanzaran tanta fuerza, dado que la situación, más que un disturbio universitario, parecía un estallido revolucionario a gran escala.
El caos económico y social que envolvió a Francia, no era la expresión de descontento de la clase obrera. Tampoco una campaña de agitación organizada por los partidos de inspiración marxista. Fue una manifestación de repulsa hacia unas formas y unas concepciones sociales que, bajo la apariencia de libertad, someten al hombre a un nuevo tipo de explotación.
Francia, sensibilizada al máximo hacia todos los procesos revolucionarios, se incorporó de manera gradual a las manifestaciones de protesta de los estudiantes; pero los partidos obreros --mejor, la dirección- no dieron importancia al movimiento revolucionario. De esta forma, los partidos Comunista y Socialista fueron rebasados ampliamente; pero no se les puede culpar de no haberse incorporado a un movimiento revolucionario cuyas concepciones eran contrarias a sus ideologías.
LA AGITACION
La revuelta empieza en Nanterre, la universidad «modelo», en las Facultades de Sociología y Psicología. Como protagonista principal se sitúa Daniel Cohn-Bendit, que rápidamente polariza la inspiración de los movimientos estudiantiies.
En 1967 se desarrollan los primeros enfrentamientos con las autoridades académicas, para pedir mayor participación en la dirección de los estudios.
La primera muestra de desacato, de forma grave, se lleva a cabo con la ocupación de los edificios reservados a las jóvenes. El escándalo alcanza grandes proporciones y las amenazas de expulsión se suceden.
Clermont-Ferrand y Nantes se unen a las protestas de Nanterre. El 14 de febrero de 1968 se produce la primera gran manifestación ante el rectorado de la universidad "modelo".
La respuesta es inmediata: la Policía interviene de forma violenta para dispersar a los contestatarios. Como contrapartida, los estudiantes de Psicología redactan un manifiesto en el que se pide el abandono de las aulas.
Es en el campus de Nanterre donde se van formando las actitudes más radicales frente a las instituciones universitarias y a la sociedad en su conjunto. Los problemas sociológicos que en ese momento preocupan al mundo -guerra de Vietnam, principalmente- son incorporados a las discusiones del "ghetto" de Nanterre.
Poco a poco, las ideas neo-anarquistas van alcanzando mayor influencia. La amenaza de expulsión que recae sobre Daniel Cohn -Bendit sirve para que se produzcan nuevos enfrentamientos entre policías y estudiantes.
En la Facultad de Sociología se critica la masificación universitaria y las estructuras académicas. Esta crítica se extiende hasta los planes de estudios que, en buena parte, son una copia de los que se imparten en las universidades de U. S. A.
El día 2 de abril se produce el contacto entre los estudiantes de Nanterre y los de la S. D. S. de Rudi Dutschke. La toma de aulas, para la celebración de asambleas, es un hecho que las autoridades académicas tienen que" legalizar" .
Ya no son, únicamente, las Facultades de Psicología y Sociología las que se preocupán por los problemas sociales y universitarios. A partir del mes de abril, todos los estudiantes se encuentran politizados, aunque no siempre adopten las mismas tendencias. Por su parte, los jóvenes pertenecientes al PC y a la extrema derecha se oponen a la corriente neoanarquista de la mayoría.
Con la reanudación del curso tras el período de vacaciones de Semana Santa, se produce un hecho- fundamental: el atentado contra Rudi Dutschke. En una actitud de solidarídad con sus compañeros alemanes. los univérsitarios franceses se reagrupan para mostrar su protesta.
Se inician nuevamente las discusiones sobre la situación académica y las posturas a tomar frente a los próximos exámenes. Los puntos de vista son centrados por Cohn-Bendit, al señalar que «el examen, arma suprema de la selección, es la forma más característica de la represión universitaria» (4).
Ante las amenazas de la extrema derecha. se decide la creación de comités de auto-defensa. Sin embargo. la división se hace patente, al aparecer diversos grupos de inspiración trotskista y la influencia de La Sorbona, mucho más conservadora que Nanterre.
Pero el movimiento revolucionario ha saltado de Nanterre y no se para en La Sorbona. Amenaza con alcanzar las calles de París y llegar hasta las fábricas y oficinas. En unos pocos días se genera un caos de tal magnitud que ni el más optimista de los revolucionarios podía haber imaginado. El 7 de mayo, el general De Gaulle manifiesta su desaprobación a la violencia universitaria y al deseo de extenderla a la calle. Pero ya es inútil: los CRS deben ser empleados con toda urgencia para tratar de poner orden. Las barricadas hacen su aparición y los comités de defensa. creados por los estudiantes. se enfrentan con la Policía que se emplea con mayor brutalidad de lo acostumbrado.
LA ACTITUD DE LA C.G.T.
Ante la magnitud de las manifestaciones que se estaban produciendo, la Confederación General del Trabajo y el Partido Comunista, así como las demás agrupaciones sindicales, decidieron tomar parte en los acontecimientos.
Los postulados ideológicos de los revolucionarios de Nanterre no podían ser bien vistos por los partidarios del centralismo democrático. Desconfiaban, por sistema, de lo estudiantes universitarios. Sabían el escaso porcentaje de hijos de obreros que llegaban a las Facultades. Temían, sobre todo, a los provocadores trotskistas y maoístas.
A pesar de todas las prevenciones, la espontaneidad del movimiento estudiantil había penetrado en gran parte del cuerpo social. A las organizaciones sindicales únicamente les quedaba la posibilidad de unirse a las protestas contra el poder personalista de De Gaulle y la brutalidad sistemática de los CRS.
El 13 de mayo, las organizaciones sindicales C. G. T., C.F.D.T., U.N.E.F., F.E.N. y Fuerza Obrera, decretan una huelga general. El éxito es impresionante y sobrepasa los cálculos más optimistas.
A la espontaneidad de los estudiantes sigue la de los obreros: el 14 de mayo, los obreros de Sud-Aviation, en Nantes, ocupan la fábrica y se declaran en autogestión, rompiendo claramente con las directrices sindicales.
El ejemplo de Sud-Aviation es imitado rápidamente y, a partir del 18 de mayo, la huelga afecta a todos los sectores industriales del país. Las cifras se disparan hacia los 5 ó 6 millones de huelguistas, llegándose a doblar estos números en la semana siguiente.
Las organizaciones obreras, con la C.G.T. a la cabeza, y los partidos políticos de izquierda, en especial el PC, se encontraban ante una situación que no llegaban a comprender: ya no se trataba de posturas reivindicativas (tan bien defendidas por las organizaciones sindicales). Ahora se persiguen objetivos como autogestión obrera, la democratización de base, el rechazo a las ordenanzas laborales del Gobierno, etc.
Para evitar el contacto entre los estudiantes revolucionarios y los obreros, la C. G. T. .suspende, el 17 de mayo, el Festival de la Juventud. Con anterioridad había criticado las manifestaciones conducidas por los estudiantes en Billancourt y ante la sede de la ORTF. Pero cada vez es más evidente que el Comité Confederal Nacional está perdiendo el control del movimiento obrero que los estudiantes han desencadenado. La desorientación del PC no es menor que la de la Central obrera.
En estos instantes, en los que se ve con qué brutalidad son empleados los medios represivos, los dirigentes sindicales y los de los partidos de izquierda deciden encauzar la huelga revolucionaria hacia posturas netamente reivindicativas, dejando pasar una oportunidad de oro para lograr una profunda modificación del Sistema contra el que estudiantes, obreros y campesinos se manifestaban.
La clarificación de la actitud de la C. G. T. se traduce en un acortamiento de sus peticiones: no se exige la salida de De Gaulle y Pompidou, que ya es un clamor nacional. Las posturas se centran en los aumentos salariales y en la reducción de la jornada de trabajo. La derogación de las ordenanzas laborales del Gobierno se mantenía, pero de forma simbólica, cuando no hacía mucho que se había propuesto como tema principal de la lucha obrera.
EI 20 de mayo, Georges Séguy, Secretario General de la C.G.T., afirmaba, ante los obreros de las factorías Rénault, el carácter reivindicativo de la huelga y el peligro que suponía hacer el juego a los provocadores.
El 21 de mayo se empiezan los primeros contactos entre las organizaciones obreras y la C. N. P. F ., sindicato patronal, para llegar a un acuerdo y terminar con el paro que asfixiaba a Francia.
A pesar de contar con el apoyo del mayor movimiento obrero desencadenado en toda la historia de Francia, la actitud de los dirigentes sindicales es muy comedida y no incluye ninguna exigencia política.
Era evidente que Séguy y sus colaboradores no querían o no veían más que las realidades económicas de los salarios. Su rechazo a los estudiantes y a sus formulaciones revolucionarias no podía ser más enérgico. Sin embargo, el movimiento que había partido de Nanterre se extendía a todo el país, amenazando con derribar al Gobierno, casi de forma espontánea.
El 24 de mayo, De Gaulle se dirige al país para poner de manifiesto el peligro de una guerra civil y la posibilidad de una dictadura comunista donde la carencia de libertad sería la nota dominante. La respuesta no puede ser más clara: 200.000 campesinos se manifiestan en toda Francia, bloqueando las carreteras y organizando manifestaciones de protesta contra el Gobierno.
La C. G. T., por medio de sus dirigentes, ha logrado controlar a buena parte de los obreros: las dos grandes manifestaciones que organiza en París van perfectamente encuadradas y no sufren el asalto de las fuerzas de seguridad.
El 25 de mayo se inician las conversaciones entre los obreros, los patronos y el Gobierno, para llegar aun acuerdo y restablecer el orden. Las delegaciones están presididas por Séguy y Pompidou.
Las discusiones se centran sobre la anulación de las ordenanzas laborales del Gobierno y el pago de los salarios correspondientes a los días de huelga (C. G. T.). El reconocimiento del derecho sindical en la empresa es preconizado por el Secretario General de la C. F. D. T., Eugene Deschamps. El 26 de mayo se incluye el tema de la escala móvil de salarios. El 27 quedaba concluido un acuerdo que se refería, principalmente, al Salario Mínimo Interprofesional Garantizado (SMIG), que experimentaba un aumento considerable, reducción de las horas de trabajo, jubilación y subsidios familiares (5).
LA RESPUESTA DE LOS REVOLUCIONARIOS
Frente a la actitud moderada y pactista de las organizaciones sindicales, los grupos extremistas de estudiantes, encabezados por Cohn-Bendit, publican un manifiesto en el que «rechazan las soluciones parlamentarias» y " las negociaciones de alto nivel que prolongan la vida del capitalismo». Se propone la continuación de la huelga general y el mantenimento de las fábricas bajo control obrero. Finalmente, se pide la unión y coordinación de la lucha entre los estudiantes, los obreros y los campesinos, para lograr la abolición del patronato y el poder de los trabajadores. Los obreros reaccionan de forma rápida contra sus representantes sindicales. El propio Séguy, a pesar de su prestigio, es insultado en la empresa Rénault. Las consignas de volver al trabajo no son obedecidas y se organiza una concentración en el estadio Charléty, donde 50.000 personas abarrotan los graderíos para escuchar las palabras de los diferentes oradores. Sin embargo, y a pesar de los acontecimientos posteriores, la recesión revolucionaria empieza a tener lugar, por la sencilla razón de que nadie ha expuesto los objetivos claramente y ninguna organización, política o sindical, se ha puesto al frente del movimiento revolucionario.
Cuando lo han hecho, ha sido para frenar el impulso de la masa de obreros y campesinos que protestaban contra el Gobierno.
La C. G. T. presiona para que las entidades gubernativas y patronales se decidan a dar vía libre a sus peticiones. El 29 de mayo, la central obrera decreta una manifestación que, desde la Bastilla, llega a la estación de Saint-Lazare, agrupando a miles de manifestantes. De forma imprevista se lanza el grito de «Gobierno Popular» , que desborda las intenciones de la propia C. G. T .
El 30 de mayo se produce la primera contraofensiva gubernamental, al disolver la Asamblea Nacional. El día anterior, el Presidente De Gaulle realiza un viaje para recabar la posible ayuda de los militares. El argumento de los tanques del general Massu va a ser esgrimido.
La convocatoria de elecciones es acogida favorablemente por los dirigentes sindicales.
EI 1 de junio L'Humanité publica unas declaraciones de Séguy en las que se puntualiza que "la C. G. T. declara que no piensa entorpecer el desarrollo de la consulta electoral. Interesa a los trabajadores poder expresar, en el marco de las elecciones, su voluntad de cambio». (6).
La última batalla por la Revolución la van a jugar los estudiantes en Flins-Rénault: el 7 de junio, la fábrica de Flins es tomada por la Policía, con un gran despliegue de fuerzas. La situación parece controlada pero, cuando se va a dar comienzo a la jornada, unos mil doscientos estudiantes cortan los accesos a las fábricas y piden a los obreros que continúen en huelga. En principio no son escuchados, pero los jóvenes obreros piden la presencia de los estudiantes en las deliberaciones que se celebran el Flins. Inmediatamente entra en acción la CRS y la lucha se generaliza. La tan temida contaminación, que la C. G. T. había tratado de evitar por todos los medios, se produce. El movimiento insurreccional vuelve a recrudecérse en Rénault-Billancourt y en Citroen.
La lucha de Flins cobra caracteres de guerrilla urbana y son precisos tres días para que las fuerzas del Cuerpo Republicano de Seguridad pongan orden.
El día 10 se produce otra manifestación de estudiantes para conseguir que la huelga continúe. Muchos de los revolucionarios son atrapados en los locales de la C. F. D. T. El balance del día se cierra con la muerte de Gilles Tautin. La respuesta, espontánea y violenta. a esta muerte se traduce en el asalto de la comisaria del quinto distrito. en el Barrio Latino.
El día lles en Sochaux, cerca de la fábrica Peugeot. donde se produce un nuevo enfrentamiento de los obreros y estudiantes contra las fuerzas de Seguridad. El balance es de dos muertos. No obstante, todo puede darse por concluido: la C. G. T. vuelve a controlar a sus afiliados y la calina se restablece a los pocos días.

Teófilo Ruiz Fernández. Tiempo de Historia, num 18, 1976}